Parecía tan más allá de todo,
que me senté a su lado y escuché
su historia, hermosa y triste
porque el conocimiento
es privación de vida.
Me regaló
al final estas cuatro verdades
que te cuento: si alguna vez
dejas de ser joven, olvida que lo has sido;
el bien jamás es caro cuando llega;
sólo está en paz consigo
quien ignora la envidia; y la más
orgullosa: al que le duele una pena
no se la divierte nadie.
Le dejé solo
y frente al mar. Sus ojos entornados
sonreían con lágrimas serenas.
(Julio Herranz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario